V. 1-18: cf. Ps 40:7-9. Hé 9:7-15, Hé 23-28.
1 En effet, la loi, qui possède une ombre des biens à venir, et non l’exacte représentation des choses, ne peut jamais, par les mêmes sacrifices qu’on offre perpétuellement chaque année, amener les assistants à la perfection. 2 Autrement, n’aurait-on pas cessé de les offrir, parce que ceux qui rendent ce culte, étant une fois purifiés, n’auraient plus eu aucune conscience de leurs péchés? 3 Mais le souvenir des péchés est renouvelé chaque année par ces sacrifices; 4 car il est impossible que le sang des taureaux et des boucs ôte les péchés. 5 C’est pourquoi Christ, entrant dans le monde, dit:
Tu n’as voulu ni sacrifice ni offrande,
mais tu m’as formé un corps;
6 tu n’as agréé ni holocaustes ni sacrifices pour le péché.
7 Alors j’ai dit:
voici, je viens
(Dans le rouleau du livre il est question de moi)
pour faire, ô Dieu, ta volonté.
8 Après avoir dit d’abord:
Tu n’as voulu et tu n’as agréé ni sacrifices ni offrandes,
ni holocaustes ni sacrifices pour le péché
(ce qu’on offre selon la loi), 9 il dit ensuite:
Voici, je viens
pour faire ta volonté.
Il abolit ainsi la première chose pour établir la seconde. 10 C’est en vertu de cette volonté que nous sommes sanctifiés, par l’offrande du corps de Jésus-Christ, une fois pour toutes. 11 Et tandis que tout sacrificateur fait chaque jour le service et offre souvent les mêmes sacrifices, qui ne peuvent jamais ôter les péchés, 12 lui, après avoir offert un seul sacrifice pour les péchés, s’est assis pour toujours à la droite de Dieu, 13 attendant désormais que ses ennemis soient devenus son marchepied. 14 Car, par une seule offrande, il a amené à la perfection pour toujours ceux qui sont sanctifiés. 15 C’est ce que le Saint-Esprit nous atteste aussi; car, après avoir dit:
16 Voici l’alliance que je ferai avec eux,
après ces jours-là, dit le Seigneur:
Je mettrai mes lois dans leurs cœurs,
et je les écrirai dans leur esprit,
il ajoute:
17 Et je ne me souviendrai plus de leurs péchés ni de leurs iniquités.
18 Or, là où il y a pardon des péchés, il n’y a plus d’offrande pour le péché.
Exhortation à la confiance et à la fermeté dans la foi
V. 19-31: cf. (Jn 14:6. Ép 2:13, 18. Hé 4:14-16.) (Hé 3:12-14; 6:4-8; 12:25-29.)19 Ainsi donc, frères, puisque nous avons, au moyen du sang de Jésus, une libre entrée dans le sanctuaire 20 par la route nouvelle et vivante qu’il a inaugurée pour nous au travers du voile, c’est-à-dire, de sa chair, 21 et puisque nous avons un souverain sacrificateur établi sur la maison de Dieu, 22 approchons-nous avec un cœur sincère, dans la plénitude de la foi, les cœurs purifiés d’une mauvaise conscience, et le corps lavé d’une eau pure. 23 Retenons fermement la profession de notre espérance, car celui qui a fait la promesse est fidèle. 24 Veillons les uns sur les autres, pour nous exciter à la charité et aux bonnes œuvres. 25 N’abandonnons pas notre assemblée, comme c’est la coutume de quelques-uns; mais exhortons-nous réciproquement, et cela d’autant plus que vous voyez s’approcher le jour. 26 Car, si nous péchons volontairement après avoir reçu la connaissance de la vérité, il ne reste plus de sacrifice pour les péchés, 27 mais une attente terrible du jugement et l’ardeur d’un feu qui dévorera les rebelles. 28 Celui qui a violé la loi de Moïse meurt sans miséricorde, sur la déposition de deux ou de trois témoins; 29 de quel pire châtiment pensez-vous que sera jugé digne celui qui aura foulé aux pieds le Fils de Dieu, qui aura tenu pour profane le sang de l’alliance, par lequel il a été sanctifié, et qui aura outragé l’Esprit de la grâce? 30 Car nous connaissons celui qui a dit:
A moi la vengeance, à moi la rétribution!
et encore:
Le Seigneur jugera son peuple.
31 C’est une chose terrible que de tomber entre les mains du Dieu vivant.
V. 32-39: cf. Hé 6:9-20. Ga 3:4. Mc 13:13.32 Souvenez-vous de ces premiers jours, où, après avoir été éclairés, vous avez soutenu un grand combat au milieu des souffrances, 33 d’une part, exposés comme en spectacle aux opprobres et aux tribulations, et de l’autre, vous associant à ceux dont la position était la même. 34 En effet, vous avez eu de la compassion pour les prisonniers, et vous avez accepté avec joie l’enlèvement de vos biens, sachant que vous avez des biens meilleurs et qui durent toujours. 35 N’abandonnez donc pas votre assurance, à laquelle est attachée une grande rémunération. 36 Car vous avez besoin de persévérance, afin qu’après avoir accompli la volonté de Dieu, vous obteniez ce qui vous est promis. 37 Encore un peu, un peu de temps: celui qui doit venir viendra, et il ne tardera pas. 38 Et mon juste vivra par la foi; mais, s’il se retire, mon âme ne prend pas plaisir en lui. 39 Nous, nous ne sommes pas de ceux qui se retirent pour se perdre, mais de ceux qui ont la foi pour sauver leur âme.
1 La ley es apenas el contorno de los bienes venideros, y no su imagen real. Por eso jamás podrá hacer perfectos a los que cada año se acercan a Dios para ofrecer los mismos sacrificios.
2 Si en realidad pudiera, entonces los que rinden este culto, una vez limpios, dejarían de ofrecerlos, pues ya no tendrían más conciencia de pecado.
3 Pero con estos sacrificios, cada año se hace memoria de los pecados,
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
5 Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo:
«No quieres sacrificio y ofrenda,
pero me has dado un cuerpo.
6 No te agradan los holocaustos
ni las expiaciones por el pecado.
7 Entonces dije: “Mi Dios,
aquí estoy para hacer tu voluntad,
como está escrito de mí en el libro.”»
8 Al decir primero: «No quieres ni te agradan sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos ni expiaciones por el pecado» (cosas que se ofrecen según la ley),
9 y luego añadir: «Aquí estoy, para hacer tu voluntad», quita lo primero para establecer esto último.
10 Por esa voluntad somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una sola vez y para siempre.
11 Todo sacerdote ministra día tras día, y una y otra vez ofrece los mismos sacrificios, los cuales nunca pueden quitar los pecados.
12 Pero Cristo, después de ofrecer una sola vez un solo sacrificio por los pecados, para siempre se sentó a la derecha de Dios,
13 y de ahí en adelante está en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
14 Él, por medio de una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los santificados.
15 De esto nos da testimonio el Espíritu Santo, pues primero dice:
16 «El Señor ha dicho:
Este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días:
Pondré mis leyes en su corazón,
y las escribiré en su mente.»
17 Y luego añade:
«Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.»
18 Cuando los pecados ya han sido perdonados, no hay más necesidad de presentar ofrendas por el pecado.
19 Hermanos, puesto que con toda libertad podemos entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, es decir, de su propio cuerpo,
21 y puesto que tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios,
22 acerquémonos con un corazón sincero, y con la plena seguridad de la fe, con el corazón purificado de una mala conciencia, y con el cuerpo lavado en agua pura.
23 Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió.
24 Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
25 No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Advertencia a los pecadores deliberados
26 Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados
27 sino una terrible expectativa del juicio y del fuego ardiente que devorará a los enemigos de Dios.
28 Cualquiera que desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra.
29 ¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia?
30 Bien sabemos que el Señor ha dicho: «Mía es la venganza, yo pagaré», y también: «El Señor juzgará a su pueblo».
31 ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
32 Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando después de haber sido iluminados soportaron ustedes los sufrimientos de una gran lucha.
33 Algunas veces fueron expuestos públicamente a las burlas y las aflicciones, y otras veces llegaron a ser compañeros de los que enfrentaban una situación semejante.
34 Además, ustedes también se compadecieron de los presos, y gozosos soportaron el despojo de sus propios bienes, sabedores de que en los cielos tienen una herencia mejor y permanente.
35 Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo una gran recompensa.
36 Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido darnos.
37 «Porque dentro de muy poco tiempo
el que ha de venir, vendrá y no tardará.
38 Pero el justo vivirá por la fe;
y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.»
39 Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que tienen fe y salvan su alma.