Un jour de vengeance
V. 1-6: cf. És 34:1-8. Ap 19:11, etc.1 Qui est celui-ci qui vient d’Édom,
De Botsra, en vêtements rouges,
En habits éclatants,
Et se redressant avec fierté dans la plénitude de sa force?
C’est moi qui ai promis le salut,
Qui ai le pouvoir de délivrer.
2 Pourquoi tes habits sont-ils rouges,
Et tes vêtements comme les vêtements de celui qui foule dans la cuve?
3 J’ai été seul à fouler au pressoir,
Et nul homme d’entre les peuples n’était avec moi;
Je les ai foulés dans ma colère,
Je les ai écrasés dans ma fureur;
Leur sang a jailli sur mes vêtements,
Et j’ai souillé tous mes habits.
4 Car un jour de vengeance était dans mon cœur,
Et l’année de mes rachetés est venue.
5 Je regardais, et personne pour m’aider;
J’étais étonné, et personne pour me soutenir;
Alors mon bras m’a été en aide,
Et ma fureur m’a servi d’appui.
6 J’ai foulé des peuples dans ma colère,
Je les ai rendus ivres dans ma fureur,
Et j’ai répandu leur sang sur la terre.
Prière du peuple de Dieu
V. 7-14: cf. Ps 78.7 Je publierai les grâces de l’Éternel, les louanges de l’Éternel,
D’après tout ce que l’Éternel a fait pour nous;
Je dirai sa grande bonté envers la maison d’Israël,
Qu’il a traitée selon ses compassions et la richesse de son amour.
8 Il avait dit: Certainement ils sont mon peuple,
Des enfants qui ne seront pas infidèles!
Et il a été pour eux un sauveur.
9 Dans toutes leurs détresses ils n’ont pas été sans secours,
Et l’ange qui est devant sa face les a sauvés;
Il les a lui-même rachetés, dans son amour et sa miséricorde,
Et constamment il les a soutenus et portés, aux anciens jours.
10 Mais ils ont été rebelles, ils ont attristé son esprit saint;
Et il est devenu leur ennemi, il a combattu contre eux.
11 Alors son peuple se souvint des anciens jours de Moïse:
Où est celui qui les fit monter de la mer,
Avec le berger de son troupeau?
Où est celui qui mettait au milieu d’eux son esprit saint;
12 Qui dirigea la droite de Moïse,
Par son bras glorieux;
Qui fendit les eaux devant eux,
Pour se faire un nom éternel;
13 Qui les dirigea au travers des flots,
Comme un coursier dans le désert,
Sans qu’ils bronchassent?
14 Comme la bête qui descend dans la vallée,
L’esprit de l’Éternel les a menés au repos.
C’est ainsi que tu as conduit ton peuple,
Pour te faire un nom glorieux.
V. 15-19: cf. És 64:7-11.15 Regarde du ciel, et vois,
De ta demeure sainte et glorieuse:
Où sont ton zèle et ta puissance?
Le frémissement de tes entrailles et tes compassions
Ne se font plus sentir envers moi.
16 Tu es cependant notre père,
Car Abraham ne nous connaît pas,
Et Israël ignore qui nous sommes;
C’est toi, Éternel, qui es notre père,
Qui, dès l’éternité, t’appelles notre sauveur.
17 Pourquoi, ô Éternel, nous fais-tu errer loin de tes voies,
Et endurcis-tu notre cœur contre ta crainte?
Reviens, pour l’amour de tes serviteurs,
Des tribus de ton héritage!
18 Ton peuple saint n’a possédé le pays que peu de temps;
Nos ennemis ont foulé ton sanctuaire.
19 Nous sommes depuis longtemps comme un peuple que tu ne gouvernes pas,
Et qui n’est point appelé de ton nom…
V. 1-6: cf. (Ps 68:2, 3, 8, 9. És 51:9, 10.) (Ps 31:20. 1 Co 2:7-10.) Esd 9:6, 7.Oh! Si tu déchirais les cieux, et si tu descendais,
Les montagnes s’ébranleraient devant toi,
El día de la venganza del Señor
1 ¿Quién es este que viene de Edom? ¿Quién viene de Bosra, vestido de rojo? ¿Quién es el que marcha con gran poder, envuelto en tan hermoso vestido?
«Soy yo, el que habla con justicia; el que es grande para salvar.»
2 ¿Y cómo es que tu vestido es rojo? A juzgar por tus ropas, ¡pareciera que estuviste pisando uvas en un lagar!
3 «Yo solo he pisado la uvas del lagar. De los pueblos, ninguno estaba conmigo. En mi enojo, aplasté esas uvas; en mi furor las pisoteé, y su sangre me salpicó la ropa y me manché mis vestiduras.
4 Y es que solo pienso en el día de la venganza; ¡ha llegado el año de mi redención!
5 Miré, y no había quien me ayudara. Me sorprendió no contar con ningún apoyo. ¡Fue mi brazo el que me dio la victoria! ¡Fue mi enojo lo que me sostuvo!
6 En mi enojo aplasté a los pueblos; ¡los embriagué con mi furor, y derramé su sangre por el suelo!»
Bondad del Señor hacia Israel
7 ¡Haré memoria de la gran misericordia del Señor! ¡Evocaré sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros! ¡Por su gran bondad hacia la casa de Israel! ¡Por haber tenido compasión de nosotros, conforme a su gran misericordia!
8 Porque él dijo: «Ellos son mi pueblo. Son mis hijos, y no saben mentir.» Y se convirtió en su salvador.
9 Si ellos se angustiaban, también él se angustiaba; su ángel mismo acudió a salvarlos. Por su amor y su clemencia les dio libertad; los puso en pie y los llevó en sus brazos, como lo hizo siempre en el pasado.
10 Pero ellos fueron rebeldes y provocaron el enojo de su santo espíritu. Por eso él se volvió su enemigo y luchó contra ellos.
11 Entonces ellos se acordaron de los días de antaño, y de Moisés y de su pueblo, y se preguntaron: «¿Dónde está el que los hizo cruzar el mar como un rebaño, con un pastor a la cabeza? ¿Dónde está el que puso su santo espíritu en medio de su pueblo?
12 ¿Dónde está el que los guio por la diestra de Moisés y con el poder de su brazo? ¿Dónde, el que dividió las aguas ante sus ojos y se ganó así fama perpetua?
13 ¿Dónde está el que los llevó sin tropiezo por los abismos del mar, como a un caballo que cruza el desierto?»
14 El espíritu del Señor fue su pastor. Los guio como al ganado cuando baja a las cañadas. ¡Así, Señor, guiaste a tu pueblo, y te ganaste fama y gloria!
Israel pide la ayuda de Dios
15 Tú, que estás en el cielo, en tu santa y gloriosa morada, ¡míranos desde allí!, ¡fíjate en nosotros! ¿Dónde están tu amor y tu poder? ¿Dónde está tu entrañable compasión, y tu piedad para con nosotros? ¿Acaso se han agotado?
16 ¡Tú, Señor, eres nuestro padre! Aunque Abrahán nos ignore, e Israel no nos reconozca, tú eres nuestro padre; ¡tu nombre siempre ha sido «Redentor nuestro»!
17 ¿Por qué, Señor, nos has apartado de tus caminos? ¿Por qué has endurecido nuestro corazón para que no te honremos? Por amor a tus siervos, y por las tribus de tu heredad, ¡vuélvete a nosotros!
18 Muy poco tiempo tu santo pueblo estuvo en posesión de tu santuario, pero ahora nuestros enemigos lo han pisoteado.
19 Hemos llegado a ser como aquellos de los que nunca fuiste señor, ¡como aquellos sobre los cuales nunca fue invocado tu nombre!