Profecía contra Babilonia
1 Por medio del profeta Jeremías el Señor dio este mensaje contra Babilonia, es decir, contra la tierra de los caldeos.
2 «¡Anúncienlo en las naciones! ¡Levanten las banderas y háganlo saber! ¡Ya es del dominio público, así que no lo disimulen! ¡Digan que Babilonia ha sido conquistada, que el dios Bel ha quedado confundido, y que Merodac está deshecho! Las imágenes de sus ídolos han sido destrozadas.
3 La atacó una nación del norte, y dejó desolada su tierra. Ya no hay en ella gente ni animales. ¡Todos huyeron, todos se han ido!
4 »Cuando llegue el momento, vendrán juntos los hijos de Israel y los hijos de Judá, y llorando irán en busca del Señor su Dios.
—Palabra del Señor.
5 »Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se dirigirán, y unos a otros se dirán: “Vengan, hagamos con el Señor un pacto eterno que jamás se olvide.”
6 »Mi pueblo es un rebaño de ovejas perdidas. Sus pastores las hicieron perder el camino, y se descarriaron por los montes. Anduvieron de monte en monte, y se olvidaron de sus rediles.
7 Todos los que las hallaban, las devoraban; sus enemigos alegaban no cometer ningún pecado, porque antes ellas habían pecado contra el Señor, que es mansión de justicia y esperanza de sus padres.
8 »¡Huyan de Babilonia! ¡Salgan del país de los caldeos! ¡Sean como los machos cabríos, que van al frente del rebaño!
9 Porque yo estoy incitando contra Babilonia a una alianza de poderosos pueblos del norte, y voy a hacer que la ataquen. Desde allá se prepararán para atacarla, y la conquistarán. Son arqueros diestros y valientes, y sus flechas siempre dan en el blanco.
10 Caldea será botín de guerra; todos los que la saqueen quedarán satisfechos.
—Palabra del Señor.
11 »Y es que ustedes, babilonios, se alegraron y regocijaron destruyendo a mi pueblo. Retozaron como novillas sobre la hierba, relincharon como caballos.
12 Pero esa ciudad que los vio nacer quedará avergonzada y humillada, convertida en un desierto, en un árido páramo. ¡Será la menos importante de las naciones!»
13 La ira del Señor hará que se quede abandonada y sin que nadie la habite. Todos los que pasen por Babilonia quedarán asombrados y se burlarán de su desgracia.
14 Ustedes todos, los que tensan el arco: ¡fórmense y rodeen a Babilonia! ¡Disparen sus flechas, y no las escatimen! Porque Babilonia pecó contra el Señor.
15 ¡Rodéenla y lancen gritos contra ella! ¡Tomen venganza de ella, y hagan que se rinda! ¡Derriben sus torres, y echen abajo sus murallas! ¡Hagan con ella lo que ella hizo con otros! ¡Esta es la venganza del Señor!
16 ¡Acaben en Babilonia con todos los que siembran y siegan! Cuando los extranjeros se enfrenten a la espada destructora, todos ellos volverán los ojos a su pueblo y saldrán huyendo a su país.
17 Israel es un rebaño descarriado, dispersado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y después el rey Nabucodonosor de Babilonia le trituró los huesos.
18 Por lo tanto, así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel:
«Voy a castigar al rey de Babilonia y a su país, como antes castigué al rey de Asiria.
19 Y haré que Israel vuelva a su lugar de residencia, para que se alimente en el Carmelo y en Basán; para que sacie su apetito en el monte de Efraín y en Galaad.
20 Cuando lleguen el día y el momento, se buscará acusar a Israel por su maldad, y a Judá por sus pecados, y no se hallará de qué acusarlos, porque yo perdonaré a los que haya dejado con vida.
—Palabra del Señor.
21 »¡Ataca a la tierra de Meratayin, y a los habitantes de Pecod! ¡Destrúyelos, persíguelos hasta matarlos! ¡Haz todo tal y como yo te lo he ordenado!»
—Palabra del Señor.
22 Se oye en la tierra estruendo de guerra y de gran destrucción.
23 ¡Babilonia, que desmenuzaba a otros pueblos como un martillo, ahora ha sido totalmente desmenuzada! ¡Se ha convertido en motivo de horror para todas las naciones!
24 El Señor te tendió una trampa, Babilonia, y caíste en ella. Sin darte cuenta, quedaste atrapada, porque lo desafiaste.
25 Abrió el Señor su arsenal, y en su furia sacó sus armas. Esto lo ha hecho el Señor, el Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.
26 ¡Vengan contra ella desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros, y conviértanla en un montón de ruinas! ¡Destrúyanla, que no le quede nada!
27 ¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues su día ha llegado! ¡Llegó la hora de su castigo!
28 Puede oírse a los que huyen en desbandada de la tierra de Babilonia, y dan en Sión las noticias de que el Señor nuestro Dios se está vengando por lo que antes hicieron en su templo.
29 «¡Junten alrededor de Babilonia a los arqueros! ¡Acampen contra ella y lancen sus flechas! ¡Que no escape nadie! ¡Denle su merecido! ¡Hagan con ella lo que ella hizo con otros! Porque ella se rebeló contra el Señor, contra el Santo de Israel.
30 Por eso sus jóvenes caerán muertos por las calles. Ese día, todos sus guerreros serán derrotados.
—Palabra del Señor.
31 »Yo estoy contra ti, pueblo insolente. Ha llegado ya el día y la hora de tu castigo.
—Palabra del Señor de los ejércitos.
32 »Y tú, pueblo insolente, tropezarás y rodarás por tierra, y no habrá quien te levante. Yo les prenderé fuego a tus ciudades, y quemaré todos sus alrededores.»
33 Así ha dicho el Señor de los ejércitos:
«Los hijos de Israel y los hijos de Judá fueron oprimidos al mismo tiempo; todos sus opresores los tomaron cautivos y no los quisieron soltar.
34 Pero yo soy su poderoso Redentor. Mi nombre es el Señor de los ejércitos. Yo seré su defensor, y daré reposo a su tierra, pero a los habitantes de Babilonia no los dejaré reposar.
35 »¡Guerra contra los caldeos! ¡Guerra contra los habitantes de Babilonia! ¡Guerra contra sus príncipes y sus sabios!
—Palabra del Señor.
36 »¡Guerra contra los adivinos! ¡Que pierdan su sabiduría! ¡Guerra contra sus valientes! ¡Que pierdan el valor!
37 ¡Guerra contra sus caballos y sus carros, y contra toda la gente que en ella se encuentra! ¡Que se acobarden como mujeres! ¡Guerra contra sus tesoros! ¡Que sean saqueados!
38 ¡Que todos sus manantiales se sequen! Porque son un país idólatra, aturdido con tantas imágenes.
39 »Por lo tanto, Babilonia llegará a ser la guarida de las fieras salvajes y de los chacales; allí también se guarecerán los polluelos del avestruz, y nunca más volverá a poblarse, ni habrá jamás quien la habite.
40 Será como cuando yo destruí a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas: nunca nadie volverá a habitarla.»
—Palabra del Señor.
41 Viene ya un pueblo del norte. Una gran nación y muchos reyes se levantan desde los confines de la tierra.
42 Son crueles y desalmados. Manejan el arco y la lanza, montan caballos, y su voz resuena como el mar. Se preparan a atacarte, pobre Babilonia, como hombres de guerra que son.
43 Cuando el rey de Babilonia supo la noticia, sus manos desfallecieron; le sobrevino la angustia, y le dieron dolores como de mujer parturienta.
44 «Yo vendré contra la fortaleza amurallada, como un león que sale de los bosques del Jordán, y muy pronto los haré huir de la ciudad. Pondré al frente de ella a quien yo elija; porque ¿quién puede compararse a mí?; ¿quién puede ocupar mi lugar?; ¿qué pastor puede hacerme frente?
45 Así que oigan lo que yo, el Señor, he determinado hacer contra Babilonia, y los planes que he trazado contra el país de los caldeos. Aun sus niños más pequeños serán llevados cautivos, y sus casas serán destruidas.
46 Cuando Babilonia sea conquistada, sus gritos harán que tiemble la tierra; su clamor se oirá en todas las naciones.»
Profecia contra a Babilônia
1 Palavra que falou o Senhor contra a Babilônia, contra a terra dos caldeus, por Jeremias, o profeta. 2 Anunciai entre as nações, e fazei ouvir, e arvorai um estandarte, e fazei ouvir, e não encubrais; dizei: Tomada é a Babilônia, confundido está Bel, atropelado está Merodaque, confundidos estão os seus ídolos, e caídos estão os seus deuses. 3 Porque subiu contra ela uma nação do Norte, que fará da sua terra uma solidão, e não haverá quem habite nela; desde os homens até os animais fugiram e se foram. 4 Naqueles dias e naquele tempo, diz o Senhor, os filhos de Israel virão, eles e os filhos de Judá juntamente; andando e chorando, virão e buscarão ao Senhor, seu Deus. 5 Pelo caminho de Sião perguntarão, para ali dirigirão o rosto; virão e se ajuntarão ao Senhor num concerto eterno, que nunca será esquecido. 6 Ovelhas perdidas foram o meu povo, os seus pastores as fizeram errar, para os montes as deixaram desviar; de monte em outeiro andaram, esqueceram-se do lugar de seu repouso. 7 Todos os que as achavam as devoraram; e os seus adversários diziam: Culpa nenhuma teremos; porque pecaram contra o Senhor e a morada da justiça, sim, o Senhor, a Esperança de seus pais. 8 Fugi do meio da Babilônia e saí da terra dos caldeus; e sede como os carneiros diante do rebanho. 9 Porque eis que eu suscitarei e farei subir contra a Babilônia uma congregação de grandes nações da terra do Norte, e se prepararão contra ela; dali, será tomada; as suas flechas serão como de valente herói; nenhuma tornará sem efeito.
10 E a Caldeia servirá de presa; todos os que a saquearem ficarão fartos, diz o Senhor, 11 porquanto vos alegrastes, e saltastes de prazer, ó saqueadores da minha herança, e vos inchastes como bezerra gorda, e rinchastes como cavalos vigorosos. 12 Será mui confundida vossa mãe, ficará envergonhada a que vos deu à luz; eis que ela será a última das nações, um deserto, uma terra seca e uma solidão. 13 Por causa do furor do Senhor, não será habitada; antes, se tornará em total assolação; qualquer que passar por Babilônia se espantará e assobiará, vendo todas as suas pragas. 14 Preparai-vos para cercar Babilônia, todos os que armais arcos; atirai-lhe, não poupeis as flechas, porque pecou contra o Senhor. 15 Gritai contra ela, rodeando-a; ela já se submeteu; caíram seus fundamentos, estão derribados os seus muros, porque esta é a vingança do Senhor; vingai-vos dela; como ela fez, fazei-lhe. 16 Arrancai da Babilônia aquele que semeia e aquele que leva a foice no tempo da sega; por causa da espada aflitiva, virar-se-á cada um para o seu povo e fugirá cada um para a sua terra. 17 Cordeiro desgarrado é Israel; os leões o afugentaram. O primeiro a devorá-lo foi o rei da Assíria; e, por último, Nabucodonosor, rei da Babilônia, lhe quebrou os ossos. 18 Portanto, assim diz o Senhor dos Exércitos, Deus de Israel: Eis que visitarei o rei da Babilônia e a sua terra, como visitei o rei da Assíria. 19 E farei tornar Israel para a sua morada e pastará no Carmelo e em Basã; e fartar-se-á a sua alma no monte de Efraim e em Gileade. 20 Naqueles dias e naquele tempo, diz o Senhor, buscar-se-á a maldade de Israel e não será achada; e os pecados de Judá, mas não se acharão, porque perdoarei os que eu deixar de resto. 21 Sobe contra a terra de Merataim, sobe contra ela e contra os moradores de Pecode; assola e inteiramente destrói tudo após eles, diz o Senhor, e faze conforme tudo o que te mandei. 22 Estrondo de batalha há na terra e de grande destruição. 23 Como foi cortado e quebrado o martelo de toda a terra! Como se tornou a Babilônia em espanto entre as nações! 24 Laços te armei, e também foste presa, ó Babilônia, e tu não o soubeste; foste achada e também apanhada, porque contra o Senhor te entremeteste. 25 O Senhor abriu o seu tesouro e tirou os instrumentos da sua indignação, porque o Senhor Jeová dos Exércitos, tem uma obra a realizar na terra dos caldeus. 26 Vinde contra ela dos confins da terra, abri os seus celeiros, trilhai-a como a feixes e destruí-a de todo; nada lhe fique de resto. 27 Matai à espada a todos os seus novilhos, que eles desçam ao degoladouro; ai deles! Porque veio o seu dia, o tempo da sua visitação. 28 Tal é a voz dos que fugiram e escaparam da terra da Babilônia para anunciarem em Sião a vingança do Senhor, nosso Deus, a vingança do seu templo.
29 Convocai contra Babilônia os flecheiros, todos os que armam arcos; acampai-vos contra ela em redor, que ninguém escape dela; pagai-lhe conforme a sua obra; conforme tudo o que fez, fazei-lhe; porque se houve arrogantemente contra o Senhor, contra o Santo de Israel. 30 Portanto, cairão os seus jovens nas suas ruas; e todos os seus homens de guerra serão desarraigados naquele dia, diz o Senhor. 31 Eis que eu sou contra ti, ó soberbo, diz o Senhor Deus dos Exércitos, porque veio o teu dia, o tempo em que te hei de visitar. 32 Então, tropeçará o soberbo e cairá, e ninguém haverá que o levante; e porei fogo às suas cidades, o qual consumirá todos os seus contornos.
33 Assim diz o Senhor dos Exércitos: Os filhos de Israel e os filhos de Judá foram oprimidos juntamente; todos os que os levaram cativos os retiveram e não os quiseram soltar. 34 Mas o seu Redentor é forte, o Senhor dos Exércitos é o seu nome; certamente, pleiteará a causa deles, para dar descanso à terra e inquietar os moradores da Babilônia. 35 A espada virá sobre os caldeus, diz o Senhor, e sobre os moradores da Babilônia, e sobre os seus príncipes, e sobre os seus sábios. 36 A espada virá sobre os mentirosos, e ficarão insensatos; a espada virá sobre os seus valentes, e desmaiarão. 37 A espada virá sobre os seus cavalos, e sobre os seus carros, e sobre todo o povo misto que está no meio dela; e eles serão como mulheres; a espada virá sobre os seus tesouros, e serão saqueados. 38 Cairá a seca sobre as suas águas, e secarão, porque é uma terra de imagens de escultura, e eles, pelos seus ídolos, andam enfurecidos. 39 Por isso, habitarão nela as feras do deserto, com os animais bravos das ilhas; também habitarão nela os avestruzes; e nunca mais será povoada, nem será habitada de geração em geração. 40 Como quando Deus transtornou a Sodoma e a Gomorra e aos seus vizinhos, diz o Senhor, assim ninguém habitará ali, nem morará nela filho de homem.
41 Eis que um povo vem do Norte, e uma grande nação e reis poderosos se levantarão dos lados mais remotos da terra. 42 Arco e lança tomarão; eles são cruéis e não conhecem a compaixão; a sua voz bramará como o mar, e eles cavalgarão cavalos, como um homem, apercebido para a batalha, contra ti, ó filha da Babilônia. 43 O rei da Babilônia ouviu a fama deles, e desfaleceram as suas mãos; angústia se apoderou dele, dores, como da que está de parto. 44 Eis que um como leão subirá da enchente do Jordão contra a morada forte, mas, num momento, o farei correr dali; e ao escolhido porei contra ela, porque quem é semelhante a mim? E quem me citaria a mim? E quem é o pastor que subsistiria perante mim? 45 Portanto, ouvi o conselho que o Senhor decretou contra Babilônia e os seus desígnios que intentou contra a terra dos caldeus; certamente, os menores do rebanho os arrastarão; certamente, será assolada a morada deles. 46 Ao estrondo da tomada da Babilônia, estremeceu a terra, e o grito se ouviu entre as nações.