Precauciones contra los enemigos
1 »Cuando Sambalat supo que estábamos reconstruyendo las murallas, se puso furioso y se burló de nosotros.
2 Luego fue a hablar con sus compañeros y con el ejército de Samaria, y les dijo: “Y estos pobres judíos, ¿qué creen que están haciendo? ¿Vamos a permitir que vuelvan a ofrecer sus sacrificios? ¿Acaso creen que acabarán de reconstruir en un día? ¿O que van a recoger de las cenizas las piedras que fueron reducidas a polvo?”
3 »A su lado estaba Tobías el amonita, quien decía: “La muralla que están reconstruyendo, ¡con el solo peso de una zorra se vendrá abajo!”
Oración de Nehemías
4 »Dios nuestro, escucha cómo nos menosprecian, y haz que su menosprecio recaiga sobre ellos. ¡Que sean el botín de quienes se los lleven cautivos!
5 No pases por alto su maldad, ni perdones su pecado, pues se enfurecen contra nosotros al ver que estamos reconstruyendo.6 Hemos reconstruido la muralla hasta la mitad de su altura; casi hemos terminado la obra porque tu pueblo tiene ánimo para restaurarla.
A Dios rogando…
7 »Cuando Sambalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los habitantes de Asdod se enteraron de que estábamos reconstruyendo las murallas de Jerusalén, y de que estábamos cerrando sus brechas, se enojaron muchísimo,
8 y se pusieron de acuerdo para atacarnos y destruir la ciudad de Jerusalén.
9 Entonces oramos a nuestro Dios, pero también pusimos guardias de día y de noche.
10 Luego, la gente de Judá nos dijo: “Los que limpian los escombros ya están cansados. ¡Hay tanto que limpiar, que no podemos seguir reconstruyendo!”
11 »Supimos que nuestros enemigos estaban pensando entrar a la ciudad, y tomarnos por sorpresa y matarnos, para que no pudiéramos concluir la obra.
12 Y cuando llegaban a Jerusalén los judíos que vivían en las ciudades de nuestros enemigos, nos repetían lo mismo muchas veces: “No importa de dónde ustedes vengan, ellos los van a atacar.”
13 »Armé entonces al pueblo con espadas, lanzas y arcos, y lo repartí por familias en las partes bajas de la ciudad, y detrás de las murallas y en los espacios abiertos.
14 Luego, me reuní con los hombres importantes del pueblo y con los oficiales del templo, y con el pueblo en general, y les dije: “No tengan miedo de esa gente. Recuerden que el Señor es grande y temible. Luchemos por defender a nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras esposas; ¡luchemos por nuestros hogares!”
15 »Cuando nuestros enemigos supieron lo que habíamos decidido hacer, y que Dios había desbaratado sus planes, regresamos a la muralla para continuar con nuestra tarea.
16 A partir de ese día la mitad de los hombres trabajaba en la reconstrucción, mientras la otra mitad se mantenía vigilante con sus lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes de todo Judá los apoyaban.
17 Tanto los que reconstruían la muralla como los que acarreaban los escombros y los que cargaban el material, con una mano trabajaban y con la otra sostenían sus espadas.
18 Todos los que trabajaban en la reconstrucción llevaban la espada al cinto, y a mi lado estaba quien tocaba la trompeta.
19 »Luego me reuní con los hombres importantes y con los oficiales, y con todo el pueblo, y les dije: “La obra es muy grande y extensa, y nosotros estamos muy separados unos de otros a lo largo de toda la muralla.
20 Por eso, cuando oigan el toque de la trompeta, corran a reunirse con nosotros, que nuestro Dios peleará por nosotros.”
21 Y así, desde la salida del sol hasta que aparecían las estrellas trabajábamos en la obra, mientras la mitad de nosotros se mantenía lanza en mano.
22 Al resto del pueblo le dije: “Quédense todos dentro de Jerusalén, cada uno con sus criados; durante la noche, vigilen la ciudad; y durante el día trabajen en la obra.”
23 »Mis hermanos y mis criados, y los centinelas que me seguían, trabajábamos sin descanso. Ninguno de nosotros se quitaba la ropa, a no ser para bañarse.
Os inimigos pretendem retardar a edificação dos muros
1 E sucedeu que, ouvindo Sambalate que edificávamos o muro, ardeu em ira, e se indignou muito, e escarneceu dos judeus. 2 E falou na presença de seus irmãos e do exército de Samaria e disse: Que fazem estes fracos judeus? Permitir-se-lhes-á isso? Sacrificarão? Acabá-lo-ão num dia? Vivificarão dos montões do pó as pedras que foram queimadas? 3 E estava com ele Tobias, o amonita, e disse: Ainda que edifiquem, vindo uma raposa, derrubará facilmente o seu muro de pedra. 4 Ouve, ó nosso Deus, que somos tão desprezados, e caia o seu opróbrio sobre a sua cabeça, e faze com que sejam um despojo, numa terra de cativeiro. 5 E não cubras a sua iniquidade, e não se risque diante de ti o seu pecado, pois que te irritaram defronte dos edificadores.
6 Assim, edificamos o muro, e todo o muro se cerrou até sua metade; porque o coração do povo se inclinava a trabalhar.
7 E sucedeu que, ouvindo Sambalate, e Tobias, e os arábios, e os amonitas, e os asdoditas que tanto ia crescendo a reparação dos muros de Jerusalém, que já as roturas se começavam a tapar, iraram-se sobremodo. 8 E ligaram-se entre si todos, para virem atacar Jerusalém e para os desviarem do seu intento. 9 Porém nós oramos ao nosso Deus e pusemos uma guarda contra eles, de dia e de noite, por causa deles.
10 Então, disse Judá: Já desfaleceram as forças dos acarretadores, e o pó é muito, e nós não poderemos edificar o muro. 11 Disseram, porém, os nossos inimigos: Nada saberão disso, nem verão, até que entremos no meio deles e os matemos; assim, faremos cessar a obra. 12 E sucedeu que, vindo os judeus que habitavam entre eles, dez vezes nos disseram que, de todos os lugares, tornavam a nós. 13 Pelo que pus guardas nos lugares baixos por detrás do muro e nos altos; e pus o povo, pelas suas famílias, com as suas espadas, com as suas lanças e com os seus arcos. 14 E olhei, e levantei-me, e disse aos nobres, e aos magistrados, e ao resto do povo: Não os temais; lembrai-vos do Senhor, grande e terrível, e pelejai pelos vossos irmãos, vossos filhos, vossas mulheres e vossas casas.
15 E sucedeu que, ouvindo os nossos inimigos que já o sabíamos e que Deus tinha dissipado o conselho deles, todos voltamos ao muro, cada um à sua obra. 16 E sucedeu que, desde aquele dia, metade dos meus moços trabalhava na obra, e a outra metade deles tinha as lanças, os escudos, os arcos e as couraças; e os chefes estavam por detrás de toda a casa de Judá. 17 Os que edificavam o muro, e os que traziam as cargas, e os que carregavam, cada um com uma mão fazia a obra e na outra tinha as armas. 18 E os edificadores cada um trazia a sua espada cingida aos lombos, e edificavam; e o que tocava a trombeta estava junto comigo. 19 E disse eu aos nobres, e aos magistrados, e ao resto do povo: Grande e extensa é a obra, e nós estamos apartados do muro, longe uns dos outros. 20 No lugar onde ouvirdes o som da buzina, ali vos ajuntareis conosco; o nosso Deus pelejará por nós.
21 Assim trabalhávamos na obra; e metade deles tinha as lanças desde a subida da alva até ao sair das estrelas. 22 Também, naquele tempo, disse ao povo: Cada um com o seu moço fique em Jerusalém, para que, de noite, nos sirvam de guarda e, de dia, na obra. 23 E nem eu, nem meus irmãos, nem meus moços, nem os homens da guarda que me seguiam largávamos as nossas vestes; cada um ia com suas armas à água.